El lugar de Villafranqueza debe el nombre a su fundador Don Pedro Franqueza, Secretario de Estado, quien en 1592 compró dos fincas (El Palamó y Orgegia) en el término municipal de la ciudad de Alicante con la finalidad de establecer en ella un cierto número de colonos. En 1598 le fue concedida la jurisdicción alfonsina. Unos años más tarde, Felipe III le otorgaba a su titular la jurisducción suprema.
En la segunda mitad del siglo XVIII, el señorío terminó en manos de Don Bernardo de Vilarig, Conde de Cirat y Villafranqueza, que procedió al amojonamiento y separación definitiva del término de Villafranqueza del de Alicante.
En 1857 contaba con 1.297 habitantes; en 1897 eran 1.431, que descendieron a 1.187 habitantes en el 1930.
Debido a las dificultades económicas por las que atravesaba, el Ayuntamiento de Villafranqueza solicitó al Ayuntamiento de Alicante su anexión a éste en 1930, fijándose las condiciones de la fusión al año siguiente y considerándose efectiva a partir del 1 de enero de 1932. Entre las condiciones cabe resaltar la primera de ellas, por la que dicha villa aceptaba con carácter definitivo la fusión, y la sexta, por la que su población compartiría con la ciudad de Alicante el disfrute de todos los bienes y derechos de la ciudad.
Infraestructuras: En Villafranqueza se encuentra la parroquia de San José, la ermita de San Antonio Abad, un pequeño cementerio, una biblioteca municipal y dos colegios (Colegio Público Juan Bautista Llorca y Colegio Jesús-María Villafranqueza).
FIESTAS
Se celebran todos los años, en el mes de marzo, las fiestas de Moros y Cristianos en honor a San José, además de la Semana Santa, el porrate de San Antonio en enero y las Hogueras de San Juan en junio.
Celebra también, cada 8 de marzo, una procesión cívica en honor de los Mártires de la Libertad parte de los cuales fueron fusilados el 14 de febrero de 1844 en las tapias del Panteón de los Guijarro.
EL PANTEÓN DE LOS GUIJARRO
El Panteón de los Guijarro se alza en un montículo entre el barrio de Virgen del Remedio y Villafranqueza. Se levantó entre 1799 y 1803 y fue proyectado por arquitecto A. Jover. En 1997 Màrius Bevià fue el encargado de su restauraci
Hoy en día se trata de un icono y un hito en el paisaje de los que recorren a diario la Carretera de Villafranqueza y la Autopista A7. Se alza entre campos (hoy en día sin cultivar) y con el desarrollo de los barrios del Norte, y el trazado de la autopista, quedó aislado en medio de un erial, como icono que permaneció recordando tiempos pasados.
Se trata de una pequeña capilla-panteón de estilo neoclásico no vinculada a ningún cementerio (una práctica que se prohibió por salubridad en 1805, poco después de su construcción). Debido a sus particularidades, se trata de una construcción única en la provincia, por ser el único recinto funerario de carácter civil fuera de un cementerio. Inicialmente el panteón estuvo integrado en un edificio exento: una ermita circular, con un volumen rotundo cubierto por una cúpula semiesférica con teja curva. Tiene un cuerpo adosado en su parte trasera y una cripta de planta octogonal en semisótano. El acceso se encuentra en el lado norte y frente a él existe un pequeño altar. En los restantes seis lados, se encuentran los nichos de enterramiento. Al otro nivel superior se accede por una escalera exenta de dos tramos y es donde se encuentra la capilla.
Antaño existió una tapia de mampostería enfoscada que sólo tenía acceso por una portada de dos cuerpos, y que rodeaba el patio a modo de camposanto en el que se enclavaba el panteón y al que le otorgaba recogimiento y privacidad. Esto, unido a una hilera de cipreses (también desaparecida hoy en día), generaba un ambiente romántico y necrológico del lugar.
El exterior presenta la parte inferior lisa, a excepción del pórtico de entrada, y el tambor está horadado por ocho ventanas enmarcadas por pilastras.
Imagen del interior del Panteón.
Izquierda: Imágenes de la familia de Francisco Guijarro Ripoll y Manuela Gonzalo del río (S. XIX)
Derecha: Familia Ardizone-Guijarro y Cánovas del Castillo
Este mausoleo familiar se levantó en las afueras de la ciudad sobre un cerro próximo a Villafranqueza, a expensas del noble que fuera Regidor Real de Alicante: D. José Guijarro de Espinosa.
Existe toda una completa y estudiada genealogía desde este ilustre personaje de la historia de la ciudad, en la que aparecen todos los descendientes de la familia de los Guijarro de Villafranqueza, con algunos muy ilustres como el escritor Ramón de Campoamor.
Blasones de la familia Guijarro-Villafranqueza de Ripoll
Cada año, en este lugar se produce un homenaje a los Mártires de la Libertad (la vía por la que se accede de hecho se llama Paseo de los Mártires de la Libertad). En este homenaje se rememora a los militares liderados por Pantaleón Bonet que se sublevaron contra Isabel II y que fueron fusilados allí mismo en el año 1844.
Los vecinos de Villafranqueza han hecho del panteón un referente de libertad, ya que en 1992 se constituyó la Comisión Cívica Panteón de Guijarro, que cada año ha celebrado una procesión para exigir la restauración del monumento y desde 2003 entrega los premios Mártires de la libertad de Alicante reivindicando el papel de los valedores de la libertad representado por actuales personalidades.
Los vecinos de Villafranqueza reclaman que se conserve, ya que aunque fue restaurado hace relativamente poco, un inexistente mantenimiento lo deja abandonado a su suerte ante la humedad y el vandalismo. Además, actualmente está inmerso en un Plan Parcial de 5000 viviendas y 23,32 Hectáreas del IVVSA que urbanizará toda la zona, y respetará la construcción dentro de este planeamiento.
Se ha ofrecido la propiedad de este Panteón para que le otorgue un uso y se conserve, sugiriéndolo como sede para un Museo del Liberalismo (una iniciativa que estudió el Patronato Municipal de Cultura y la Universidad de Alicante)
Como curiosidad, añadiremos un extracto de una entrevista a Pedro Amorós, un parapsicólogo alicantino que realizó una "investigación" sobre el misterioso Panteón:
¿Cuál fue tu primera investigación?Es difícil recordar como fue, pero un día ciertas personas me comentaron que había un lugar “El Panteón de los Guijarro” donde en tiempos de la Guerra Civil española se habían fusilado a multitud de personas. Decían que en sus alrededores la gente había escuchado lamentos y disparos propios de lo que posiblemente definiríamos como una ejecución. Algunos decían también haber visto una especie de imagen fantasmal deambular por la zona.
Tras pensarlo mucho, al final decidí ir con mi grabador a intentar captar esos posibles sonidos psicofónicos o paranormales.
El panteón de los Guijarro, era una especie de ermita con su cúpula y todo que se encontraba – y se encuentra- en medio del campo, en las inmediaciones de la población deVillafranqueza , cerca de pueblo. Su aspecto en aquel entonces era lúgubre y misterioso, más propio de una de las películas de las que veía de pequeño que de la realidad donde estaba enclavado. Era uno de esos lugares de los que la gente intentaba evitar por el popularmente dicho “mal rollo” que causaban.
Sin embargo y aun inspirándome un cierto respeto, allí me planté una tarde, con mis equipos. Tras examinar el lugar y reconocer un poco el terreno, comencé a experimentar en el silencio.
Como quiera que fuere, uno de mis malos pasos o movido quizás por el nerviosismo hizo dar un mal pie y acabar en una especie de pozo situado en el centro de la capilla. Y mi preocupación ya no eran las propias psicofonías sino el poder salir de aquel lugar medio inundado por agua. Pasados unos instantes, la poca luz que entraba por el agujero y una pequeña linternita me desveló algo que nunca olvidaré. A mi alrededor, yacían numerosos ataúdes y por su puesto con sus muertos dentro. Había caído en una cripta.
No llegaba al techo, era alto, y no os voy a contar como pude salir porque es probable que os lo imaginéis. Pero pasó mucho tiempo para que tras mi experiencia volviese a aquel lugar que vaya si me marcó.
Imagen del Panteón antes de ser restaurado.
Acuarela con la recreación del fusilamiento de los mártires fusilados en los muros del panteón de los Guijarro. Obra entregada a Don Enrique Cerdán Tato en reconocimiento a su labor para la recuperación del homenaje a los mártires. Imagen cedida por nuestro amigo Enrique para Alicante Vivo.
Rubén comentó...
Yo siempre lo he visto como un lugar misterioso, y me han contado que está plagado de leyendas. Siempre allí, desde la lejanía... evoca muchos pensamientos misteriosos, pero esto es lo poco que he podido saber sobre este panteón.
Quizá entre todos podamos recuperar otro fragmento de la historia de la ciudad.